jueves, 17 de noviembre de 2011

Taxi al futuro

Hay gente con la posición social suficiente para pedir taxis en la vida. A través de la vida. Quiero decir que no necesitan coger el metro y hacer tres cambios de línea para llegar al autobús que les llevará a un pisito modesto en un barrio céntrico con una compañera razonablemente comprensiva y a un trabajo que compense el madrugón, sino que les basta con levantar el auricular del teléfono -aunque ahora esto ya no se lleva- y pedir el transporte en la puerta para dentro de diez minutos, el tiempo que tardamos en apurar el último trago de vino y degustar un expresso.

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