sábado, 12 de noviembre de 2011

Cada vez que bajo a la frutería creo que la están atracando

Anoche compré tres peras amarillas en la frutería de debajo de casa cuando volvía del trabajo a última hora de la tarde y al darle un bocado a  la primera como postre de la cena maldije en voz alta al farsante que me vendió ese asqueroso fruto harinoso con sabor a patata. Qué lugar lúgubre la frutería de debajo de mi casa, ojalá la atraquen.

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